La
modificación genética de los organismos que constituyen la dieta cotidiana de
la humanidad ya es un hecho, aunque no falta controversia al respecto, pues
si bien unos consideran que ofrece múltiples beneficios, organizaciones
ecologistas cuestionan su eficacia y le atribuyen varios peligros.
En la
década del 90, la aparición en los mercados de varios países de los alimentos
modificados genéticamente suscitó temores y reticencias por parte de los
consumidores, ciertas organizaciones no gubernamentales y algunos estados
(particularmente los integrantes de la Comunidad Europea).
Por
alimento transgénico o modificado genéticamente se entiende aquel organismo
en el cual, mediante ingeniería genética, se ha introducido un gen de otro
organismo o se le ha suprimido o modificado un gen propio. Esta modificación
genética permite que el organismo, en este caso vegetal, produzca una nueva proteína
o deje de producir una proteína del organismo original.
Los
alimentos transgénicos pueden ser clasificados en dos grupos: los organismos
transgénicos que llegan a la mesa del consumidor en su forma original y los organismos transgénicos que son utilizados
como materia prima para elaborar otros alimentos (los que se nutren de los
productos derivados de la soya modificada genéticamente son un buen ejemplo
de esta segunda categoría).
Beneficios
presentes y futuros
"En
la actualidad se comercializan cerca de setenta alimentos transgénicos en
todo el mundo, la gran mayoría de ellos en países como Australia, Canadá,
Japón y los Estados Unidos” -dijo el doctor Daniel Ramón Vidal, investigador
del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia, España.
“Se
calcula que hay más de trescientos alimentos en las últimas fases de
experimentación o las primeras de comercialización. Por el contrario de lo
que mucha gente piensa, estos desarrollos ofrecerán soluciones a problemas
bien distintos", continuó Vidal.
"Por
el momento, los beneficios que aportan los alimentos transgénicos no son tan
evidentes para el consumidor como lo son para el productor y para el medio
ambiente", afirma el doctor John Thomas, investigador del Health Science
Center de la Universidad de Texas (Estados Unidos). Los vegetales
transgénicos disponibles permiten reducir la utilización de pesticidas y
herbicidas; de esta forma, es posible reducir los costos y se aumenta la
productividad de la tierra.
Además, la
disminución del uso de productos tóxicos como los herbicidas y pesticidas es
positiva para el medio ambiente. La provincia del Chaco, Argentina, por
ejemplo, siempre ha referido tasas extremadamente altas de cáncer y defectos
congénitos entre los recolectores de algodón y sus descendientes,
relacionados con el uso de pesticidas en estos cultivos; la introducción de
variedades transgénicas de algodón que no requieren del uso de pesticidas
permitirá evitar tan costosas secuelas para la salud de estos trabajadores.
"En
cuanto a los beneficios de los alimentos transgénicos para los consumidores
-continúa el doctor Thomas-, estos se verán en el futuro, cuando salgan de
los laboratorios muchos de los productos que actualmente se encuentran en
distintas fases de experimentación". Alimentos fortificados con
vitaminas y micronutrientes esenciales, por ejemplo, serán de gran utilidad
para combatir las deficiencias nutricionales que padece un elevado porcentaje
de la humanidad. Incluso se está experimentando con la creación de alimentos
que contengan productos medicinales, los alimentos que contengan vacunas son
un buen ejemplo de ello.
Otro
ejemplo de alimento transgénico que debe salir al mercado en los próximos
años es el arroz genéticamente modificado, cuyo nombre es arroz dorado
(golden rice, en inglés). Este arroz, actualmente desarrollado en
laboratorios de distintos países,Suiza, principalmente, se ha modificado
genéticamente para que contenga más micronutrientes, como la vitamina A y el
hierro.
Los
temores de la población
Con
respecto a los riesgos que la modificación genética de los alimentos podría
tener para la salud humana, es importante dejar en claro que hasta el momento
no existe ninguna evidencia científica que respalde. Si bien toda nueva
tecnología conlleva riesgos potenciales, "los alimentos modificados
genéticamente son tan seguros y presentan tantos riesgos para la salud como
los alimentos convencionales", señala el doctor Thomas.
Los
alimentos genéticamente modificados que han sido aprobados para su comercialización
tienen casi la misma composición que los productos convencionales; en otras
palabras: son nutricionalmente equivalentes. Las proteínas producidas en
estos alimentos por los genes modificados o introducidos se encuentran
presentes en el organismo vegetal en niveles extremadamente bajos, que van
del 0,001 al 0,002 por ciento del peso total del cultivo.
En cuanto
a la preocupación de que la nueva proteína desencadene alergias alimentarias,
esta posibilidad es bastante predecible, siempre y cuando se realicen en
forma exhaustiva los distintos tests destinados a evaluar el potencial
alergénico de un nuevo producto alimenticio.
"No
es el método de modificación genética de los vegetales lo que puede llegar a
convertirlos en potenciales alergénicos", destaca el doctor Alan
McHughen, investigador del Centro de Desarrollo de Cultivos de la Universidad
de Saskatchewan, en Canadá.
Por
último, la posibilidad de que el gen que se le ha adicionado al vegetal sea
transferido al genoma de un ser humano es extremadamente bajo, aunque no por
ello nulo. Para el doctor Thomas, esta posibilidad es extremadamente remota
por las siguientes razones: "el procesamiento de la materia prima del
vegetal reduce la cantidad de ADN intacto en el alimento; pero aunque el
alimento no sea procesado, existen muchos otros procesos en el aparato
digestivo humano que lo degradan, destruyendo el ADN".
Todos los
especialistas consultados coinciden en que el impacto que la modificación
genética de los alimentos tiene sobre el medio ambiente no debe ser medido en
relación con un ecosistema virgen o ideal, sino que debe ser comparado con la
situación real de las tierras que se hallan cultivadas en la actualidad. Ya
el sólo hecho de reducir el empleo de sustancias tóxicas para el ser humano y
los demás integrantes del ecosistema, como lo son los herbicidas y los
pesticidas que se utilizan rutinariamente en la actualidad, constituye un
paso positivo.
Copyright Bibliomed
www.buenasalud.com
|